El ejercicio asumió un significado distinto durante el embarazo. Aunque me mantuve activa las 37 semanas y cinco días previos al nacimiento de mi dulce Nora, el ejercicio que hice cambió mucho. Tras el parto, mi energía se centró (y se centra) en la dulce Nora y en recuperar mi cuerpo del evento atlético más duro al que me enfrentaré nunca: el parto.

Mis sesiones de entrenamiento cambiaron de actividad e intensidad y mi cuerpo cambió visualmente, pero el cambio menos obvio fue el de mi tono muscular y mi estamina. Por lo tanto, aunque el ejercicio me ha sentado genial (no hay palabras para describir las sensaciones de esa primera carrera), también tengo bastante dolor muscular.

Concretamente, he desarrollado un episodio auto-diagnosticado de «rodilla de corredor», que, tras solo dos semanas de haber vuelto a correr, me ha devuelto al banquillo. A decir verdad, es una m*. Pero he estado haciendo todo lo posible por mantenerme positiva y recordarme que, después de todo, solo hace dos meses que di a luz. También estoy intentando curarme con hielo, gel de árnica, acupuntura, e incorporando muchos alimentos curativos a mi dieta.

Por ello, si estás intentando recuperarte de una lesión o si quieres mantener tu cuerpo sano, aquí tienes los alimentos que ayudan a luchar contra la inflamación y los que no te hacen ningún favor.
Comidas que combaten la inflamación

Zumo de cereza ácida: Las cerezas combaten muy bien la inflamación por su cantidad de antioxidantes, específicamente unos fitonutrientes llamados antocianinas


Salmón: La investigación ha demostrado que los ácidos grasos omega-3 ayudan a reducir la inflamación del cuerpo. La proteína también ayuda a reparar músculos inflamados tras una sesión intensa.


Jengibre: ¡El gingerol es un compuesto activo antiinflamatorio que ha demostrado reducir el dolor muscular hasta un 25 %!


Turmérico: El turmérico, usado tradicionalmente para combatir la inflamación, tiene un ingrediente activo, la curcumina, conocida por sus potentes propiedades antiinflamatorias. Añádelo a la comida, o, para mayor efectividad, toma un suplemento.


Verduras de hoja oscura (kale, acelga): Las verduras de hoja son ricas en vitamina E, que se cree que protege contra las moléculas inflamatorias. También son ricas en muchas otras vitaminas y minerales con propiedades que promueven la salud.

EVITA estos:
Aunque no es realista omitirlas completamente, debes saber que hay algunas comidas que contribuyen a la inflamación. Los culpables son las dietas altas en grasas trans (alimentos procesados), los aceites vegetales omega-6 y las grasas saturadas. Aléjate de los alimentos que aumentan la inflamación, incluyendo los refrescos, los fritos, los carbohidratos refinados (como los panes blancos, la pasta y los aperitivos procesados), la carne roja y la margarina.

fuente: runnersworld (Redacción Runner’s World)